En un contexto global marcado por la degradación ambiental y la crisis alimentaria, diversas regiones rurales de México están liderando una transformación silenciosa pero poderosa, la regeneración del suelo como base para el turismo responsable, la soberanía alimentaria y la conservación ecológica.
Desde la zona centro hasta el norte del país, prácticas como la agroecología, la permacultura y el cultivo orgánico están logrando no solo recuperar tierras erosionadas, sino integrarlas a circuitos turísticos que enseñan, nutren y conservan.
Allí, visitantes nacionales y extranjeros pueden participar en talleres de composta, biofertilizantes, jardinería biointensiva y reforestación con especies nativas. Además, se promueve la captación de agua de lluvia y el manejo holístico del paisaje, prácticas esenciales en un contexto de sequía prolongada.
Agroturismo regenerativo: experiencias que dejan huella
El agroturismo regenerativo —modelo creciente en México— permite a los visitantes interactuar con procesos agrícolas sostenibles, hospedarse en alojamientos ecológicos y consumir alimentos producidos in situ, sin pesticidas ni agroquímicos.
Según datos recientes cuenta con más de 3.9 millones de hectáreas destinadas a agricultura orgánica y agroecológica, muchas de ellas con potencial turístico por su valor ambiental, cultural y educativo.
En estados como Oaxaca, Veracruz, Chiapas y Baja California Sur ya operan fincas y ranchos que combinan permacultura, senderismo, educación ambiental y economía local. Algunas incluso integran prácticas ancestrales como el policultivo, la milpa tradicional y el uso de semillas nativas, fundamentales para la resiliencia alimentaria.
Soberanía alimentaria, salud del suelo y economía local
El enfoque regenerativo no solo mejora la salud del suelo —aumentando su capacidad para retener agua, capturar carbono y sostener la biodiversidad—, sino que también empodera a comunidades rurales mediante la producción local y la venta directa de alimentos. La combinación de turismo responsable y producción agroecológica ha demostrado ser una alternativa realista y escalable ante modelos turísticos depredadores. México, con su biodiversidad y riqueza cultural, tiene el potencial de convertirse en líder continental en este tipo de prácticas.