¿Qué tan cerca estamos de alcanzar los Objetivos del Desarrollo Sostenible?

En los últimos años, diversas crisis globales han ido surgiendo e interconectándose, y han escalado a tales niveles que hoy nuestro planeta se encuentra en una encrucijada de la que no solo parece difícil salir, sino que ha comprometido uno de los proyectos más importantes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU): los Objetivos del Desarrollo Sostenible para el año 2030.

Recientemente, el organismo internacional publicó su Informe ODS 2022, donde se muestra un panorama poco o nada alentador, al destacar el riesgo que corre no solo la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, sino la propia supervivencia de la humanidad. También se resalta la gravedad y magnitud de los desafíos por venir.

Eventos como la pandemia de Covid-19 y el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, aunados a la creciente inflación y la crisis climática cada vez más severa, están revirtiendo años de logros en la gran mayoría de los ámbitos que los ODS buscan atender, como la erradicación de la pobreza y el hambre, la mejora en la salud y la educación, la prestación de servicios básicos, la equidad de género, entre otros.

Diversos países en desarrollo atraviesan dificultades para recuperarse económicamente, al tiempo que deben enfrentar una inflación récord, aumentos en las tasas de interés y cargas de deuda, prioridades contrapuestas, espacios fiscales limitados y bajas tasas de vacunación contra la COVID-19. La recuperación económica a nivel mundial resulta sumamente frágil y desigual.

Dentro de este contexto, la humanidad enfrenta un número de conflictos violentos como no se había visto desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. En la actualidad, un cuarto de la población mundial vive en países afectados por un conflicto de esta naturaleza, y apenas en 2021 se registró el número más alto de desplazamientos forzados, el cual podría seguir aumentando.

Los ODS son un esfuerzo conjunto entre la ONU y diversos organismos internacionales y regionales, y fueron creados pensando en contar con una hoja de ruta a seguir para anticiparnos a estas crisis y atajarlas. Desafortunadamente, por razones de índole político, ideológico o meramente económico, muchos gobiernos los han pasado por alto.

Es imperativo poner fin a los conflictos armados y priorizar la diplomacia y la paz, para luego adoptar rutas de desarrollo amigables con el medio ambiente y transformar la arquitectura financiera mundial y la deuda internacional. Ante el panorama adverso que tenemos por delante, se requiere realizar cambios sumamente radicales, ya que, por primera vez en mucho tiempo, nuestra supervivencia está en juego.

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