Frente a la creciente pérdida de manglares a nivel global, especialistas mexicanos desarrollaron una herramienta científica que permite identificar con antelación qué zonas de este ecosistema están en mayor riesgo. Este enfoque predictivo está siendo adoptado por comunidades y organizaciones locales para diseñar estrategias de conservación más eficaces y participativas.
De acuerdo con datos oficiales, entre 2015 y 2020 la región Pacífico Norte del país perdió aproximadamente 6,300 hectáreas de manglar. Esta pérdida representa una amenaza directa para la biodiversidad marina, la protección costera y los medios de vida de comunidades que dependen de estos ecosistemas.
El Índice de Amenaza de Manglares (IAM) es una herramienta que evalúa la proximidad e intensidad de presiones humanas sobre parches de manglar en un horizonte de diez años. A través de un sistema de puntuación numérica, el IAM permite clasificar estas zonas en niveles de riesgo bajo, medio o alto.
Su integración al software libre QGIS permite que la herramienta sea utilizada por instituciones, colectivos ambientales y actores locales sin necesidad de licencias costosas. Actualmente se trabaja en una versión móvil para facilitar su uso en campo. Una validación retrospectiva del índice demostró que en casi el 98% de los casos, los parches identificados previamente como de alto riesgo efectivamente sufrieron pérdida de cobertura, lo que respalda su utilidad para prevenir daños futuros.
Diagnóstico en Bahía de La Paz: más de la mitad en riesgo alto
En un estudio reciente aplicado a 16 comunidades de manglar en la Bahía de La Paz, se determinó que más del 50% de las zonas evaluadas presentan un riesgo alto de desaparición, mientras que cerca del 23% se encuentra en riesgo medio y solo el 17.6% en riesgo bajo.
El caso más crítico es el del manglar El Comitán, que concentra un alto número de presiones humanas como desarrollos urbanos, residuos sólidos y circulación vehicular. En contraste, otras zonas como El Conchalito han mostrado mejoras en su índice de amenaza gracias a medidas de restauración pasiva como la restricción de accesos y la instalación de señalización ambiental.
Participación comunitaria como estrategia de defensa
A partir de estos resultados, se puso en marcha el proyecto Futuro desde las Raíces, centrado en fortalecer la gobernanza ambiental en zonas de alto riesgo como El Comitán. Este modelo de gestión local promueve acciones de restauración pasiva, manejo comunitario de residuos y educación ambiental.
La iniciativa integra esfuerzos entre organizaciones civiles, instituciones académicas y habitantes locales para generar soluciones adaptadas al contexto específico de cada comunidad. Diversos estudios en gobernanza ambiental han demostrado que la participación activa de la población local mejora significativamente la eficacia de las estrategias de conservación y restauración ecológica, especialmente en zonas costeras vulnerables.
Los manglares son ecosistemas fundamentales para la mitigación del cambio climático, ya que pueden almacenar hasta 1,000 toneladas de CO₂ por hectárea. También protegen las costas frente a tormentas, filtran contaminantes y sirven como criaderos para especies marinas esenciales para la pesca local.
Además de sus beneficios ecológicos, su pérdida implica impactos económicos y sociales para las comunidades que dependen directamente de los servicios ambientales que proveen.
El diseño abierto del IAM permite que actores locales, organizaciones civiles y gestores ambientales puedan acceder a datos claros y actualizados sobre el estado de los manglares en sus territorios. Esta accesibilidad impulsa una toma de decisiones informada y colaborativa, fortaleciendo las capacidades locales de respuesta ante la degradación ambiental.
El enfoque predictivo, sumado a la participación ciudadana, se perfila como una vía efectiva para anticipar daños y preservar estos ecosistemas clave frente a las crecientes presiones del desarrollo costero.