Cambio climático: una de las causas detrás de las lluvias intensas en México

Las lluvias intensas que se han registrado al norte de la Ciudad de México no son fenómenos meteorológicos pasajeros, son un síntoma inequívoco del cambio climático que transforma los ciclos hidrológicos de manera alarmante.

 

Jorge Fuentes, director del Consejo Consultivo del Agua, ha señalado que el cambio climático está modificando los patrones de lluvia, concentrándolos en nuevas áreas y dejando otras, como el sur de la capital, en una situación de sequía preocupante.

 

El aumento en la intensidad y frecuencia de estas lluvias se debe, en parte, a fenómenos climáticos extremos como El Niño, que este año ha exacerbado las temperaturas y las precipitaciones en el océano Pacífico.

 

Este cambio ha provocado no solo olas de calor récord, sino también una redistribución de las lluvias que antes se concentraban en el sur de la ciudad, crucial para la recarga de acuíferos.

 

Al respecto, Pablo Ramírez, coordinador del Programa de Energía y Cambio Climático de Greenpeace México, adviertió sobre los riesgos inminentes de lastemporadas de lluvias más intensas y prolongadas que se vivirán.

 

Sobre ello, hizo énfasis en que la infraestructura urbana actual, diseñada bajo patrones climáticos del pasado, deberá enfrentar desafíos críticos para manejar altos volúmenes de agua inesperados, subrayando la urgente necesidad de adaptar las ciudades y comunidades a las nuevas condiciones climáticas y sus consecuencias.

 

Por su parte, Luis Felipe Pineda Martínez, investigador especializado en cambio climático, explicó que la actividad ciclónica que afecta a México ha cambiado de patrón, moviéndose hacia temporadas tardías y trayendo consigo impactos impredecibles en diferentes regiones del país.

 

Este desplazamiento no solo afecta la distribución de las lluvias, sino que también augura cambios dramáticos en los ecosistemas y en la disponibilidad de recursos hídricos.

 

A medida que las temperaturas récord superan los registros, y los ciclos hidrológicos se ven alterados, es evidente que estamos enfrentando una crisis ambiental que requiere acción inmediata y decisiva.

 

Desde mi perspectiva, la clave para enfrentar esta situación radica en dos frentes principales: la adaptación y la mitigación.

 

Será fundamental que como sociedad adoptemos prácticas sostenibles, desde la captación de agua de lluvia hasta la implementación de políticas urbanas que promuevan la infraestructura verde.

Otro rubro a reforzar está vinculado a las iniciativas individuales, como los “techos azules”, que son un excelente ejemplo de cómo podemos contribuir a mitigar el problema al reducir el escurrimiento y aprovechar el agua de manera más eficiente.

 

Pero no podemos abordar el cambio climático únicamente a nivel local. Es necesario un compromiso global para reducir las emisiones de carbono y limitar el calentamiento global que está exacerbando estos fenómenos climáticos extremos.

 

El tiempo para actuar es ahora. No podemos permitirnos seguir ignorando las señales cada vez más claras que nos envía la naturaleza. El cambio climático no es un problema futuro; es una realidad que ya está impactando nuestras vidas y las de las generaciones venideras. Es responsabilidad de todos tomar medidas concretas y urgentes para proteger nuestro entorno y garantizar un futuro habitable para todos.

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