El año 2025 se presenta como un crucial periodo de oportunidades para la agricultura en México. En particular, el noroeste del país, reconocido como el “granero de México”, se posiciona como un baluarte en la producción agrícola nacional.
En este contexto, la región busca incrementar la autosuficiencia alimentaria así como el bienestar de los productores y consumidores, priorizando la sostenibilidad y la seguridad alimentaria para todas las familias.
Tendencias y desafíos en el sector
A medida que el mundo se enfrenta a crecientes presiones ambientales, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha revelado en su Anuario Estadístico 2024 que, aunque la producción agrícola mundial ha mostrado un incremento, los desafíos de sostenibilidad son cada vez más evidentes.
La agricultura en el noroeste de México se enfrenta al doble desafío de mantener su competitividad en el mercado global mientras responde a las demandas de alimentos más saludables, accesibles y producidos de manera sostenible.
Ante esta demanda, los productores agrícolas de la región han comenzado a implementar tecnologías emergentes como la inteligencia artificial que están transformando el sector, ofreciendo soluciones innovadoras para optimizar recursos, reducir el impacto ambiental y enfrentar la escasez de mano de obra.
México ha emprendido un camino hacia nuevas políticas que integran la ciencia y la tecnología para hacer frente a estos retos. La adopción de tecnologías y estrategias inovadoras juegan un papel protagonico para mejorar la productividad de cultivos fundamentales como el maíz, el trigo y el frijol.
En este sentido, se ha impulsado el uso de los sistemas de IA para analizar los datos del clima y del suelo para predecir qué cultivos son más viables en determinadas condiciones, garantizando una producción más eficiente y sostenible.
La rotación de cultivos entre maíz y leguminosas como frijol ha sido promovida por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) para mejorar la fertilidad del suelo y reducir la dependencia de fertilizantes químicos.
Esta técnica agrícola implica alternar diferentes tipos de cultivos en un mismo terreno para mejorar la salud del suelo y reducir las plagas y enfermedades. Esta práctica interrumpe el ciclo de vida de las plagas y minimiza la necesidad de pesticidas, al mismo tiempo que aumenta la fertilidad del suelo.
La rotación de cultivos no solo beneficia al medio ambiente, sino también a la economía de los agricultores. Económicamente, esta práctica puede aumentar los rendimientos y reducir los costos de insumos al disminuir la dependencia de fertilizantes y pesticidas químicos.
El uso de drones para monitoreo de cultivos, sistemas de riego inteligente y maquinaria automatizada son algunas de las prácticas innovadoras que están marcando un nuevo estándar en la agricultura mexicana.
Mientras que, la colaboración entre el gobierno, la industria, los productores y las universidades se perfila como un eje clave para impulsar la innovación y asegurar que los beneficios lleguen a todos los eslabones de la cadena de valor.
La sostenibilidad como motor del desarrollo agrícola en México
La sostenibilidad en la agricultura no es solo una tendencia, sino una necesidad crítica para el desarrollo a largo plazo. Las estrategias para enfrentar la escasez de recursos deben ser integrales y considerar el bienestar del agricultor, el medio ambiente y el consumidor.
Con la implementación de tecnologías sostenibles, el sector agrícola puede mejorar su competitividad en el mercado global y también responder a las demandas de alimentos más saludables, accesibles y producidos de manera responsable.
De cara al 2025, el compromiso de todos los actores en el sector agrícola se presenta como un pilar esencial para transformar la agricultura en México.